La Copa Perú 2025 podría marcar el regreso de uno de los estadios más emblemáticos del país al fútbol profesional. Se trata del Enrique Torres Belón de Puno, un recinto histórico que no solo destaca por su arquitectura, sino también por el legado deportivo que alguna vez supo construir con Alfonso Ugarte como protagonista.
Ubicado a más de 3,900 metros sobre el nivel del mar y a pocos metros del Lago Titicaca, este estadio no solo es uno de los más altos del mundo, sino también el único hecho completamente de piedra, lo que lo convierte en un hito arquitectónico dentro del deporte peruano y mundial.
Aunque hoy su protagonismo ha disminuido, sigue siendo sede de encuentros oficiales de la Copa Perú. Pese a que la ciudad cuenta con el moderno estadio de la Universidad Nacional del Altiplano (UNA), el Torres Belón mantiene su vigencia como símbolo cultural y deportivo de la ‘Capital Folclórica del Perú’.
Con capacidad para más de 20 mil espectadores, césped sintético e iluminación artificial, el recinto aún conserva condiciones óptimas para albergar duelos de alto nivel. De hecho, en 1976, fue escenario de partidos de Copa Libertadores con Alfonso Ugarte, equipo que durante años hizo del lugar una auténtica fortaleza en el altiplano.
Sin embargo, el descenso del conjunto ‘de la franja’ provocó que el estadio ceda espacio en el plano futbolístico y pase a ser más reconocido por acoger celebraciones tradicionales como la festividad de la Virgen de la Candelaria.
Hoy, la esperanza de ver nuevamente al Enrique Torres Belón como sede de fútbol profesional depende del rendimiento de los equipos puneños en carrera: Policial Santa Rosa y Alfonso Ugarte del Mañazo. Ambos buscan ascender desde la Copa Perú a la Liga 2 y, con ello, devolverle a este coloso de piedra la gloria que alguna vez tuvo.
Para ello, además del logro deportivo, será necesario que las autoridades cumplan con los requisitos exigidos por la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para escenarios de competición profesional.
El regreso del Torres Belón no solo representaría una victoria para el deporte puneño, sino también una oportunidad para volver a poner en valor uno de los estadios más singulares del continente.
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03 julio
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