Boca Juniors acarició el triunfo en su estreno mundialista, pero terminó lamentando un empate 2-2 ante Benfica en un partido de alto voltaje disputado en Miami. Lo llamativo no fue solo la remontada europea, sino que los autores de los goles portugueses fueron dos viejos conocidos del fútbol argentino: Ángel Di María y Nicolás Otamendi, ambos campeones del mundo, ambos argentinos. Paradójicamente, fueron ellos quienes terminaron opacando la noche de un club que representa a su mismo país.
El primer tiempo fue casi perfecto para los dirigidos por Miguel Ángel Russo. Con intensidad y determinación, Boca sorprendió desde el arranque. Miguel Merentiel abrió la cuenta a los 21 minutos tras una jugada brillante de Lautaro Blanco, quien desbordó por izquierda con caño incluido y sirvió un pase raso que el delantero transformó en el 1-0. Apenas tres minutos después, Rodrigo Battaglia aumentó la ventaja con un certero cabezazo tras una asistencia aérea de Ayrton Costa. En apenas dos remates al arco, el “Xeneize” se adelantaba 2-0, descolocando a un Benfica que no encontraba respuestas.
Pero antes del descanso, el primero de los argentinos del otro lado empezó a torcer la historia. Nicolás Otamendi fue derribado en el área por Carlos Palacios, en una acción revisada por el VAR. Di María, con la clase que lo caracteriza, ejecutó el penal con autoridad y firmó el descuento. Ese 2-1 al cierre del primer tiempo fue un golpe anímico.
El segundo tiempo estuvo trabado, cortado y marcado por la tensión. Boca perdió claridad en ataque y optó por replegarse, apostando por resistir la ventaja. Benfica, por su parte, se quedó con uno menos tras la expulsión de Andrea Belotti por una fuerte infracción sobre Ayrton Costa. Aun así, no renunció a buscar el empate.
Y llegó. Minuto 83. Tiro de esquina desde la derecha. Anticipación, potencia y dirección en el cabezazo de Nicolás Otamendi, el segundo argentino de la noche en inflar la red. Un silencio incómodo se apoderó del estadio, interrumpido solo por los gritos del propio defensor, que no ocultó su desahogo y hasta respondió a los silbidos de parte de la hinchada de Boca, que no le perdona su identificación con River Plate.
Como si fuera poco, pocos minutos después Jorge Figal se fue expulsado tras una fuerte entrada, igualando el número de jugadores en el campo. Boca, que había tenido todo para cerrar un debut soñado, terminó sufriendo por un empate que sabe a poco, especialmente por cómo se dio el desarrollo del partido.
El saldo es ambiguo: Boca mostró carácter, estuvo a la altura del desafío e hizo frente a un equipo con mayor rodaje europeo. Sin embargo, la imagen final queda teñida por una verdad incómoda: dos campeones del mundo, nacidos en Argentina, fueron quienes lo dejaron sin victoria.
El próximo reto no será menor. Este viernes, el Xeneize enfrentará al poderoso Bayern Múnich, que viene de aplastar 10-0 a Auckland City. La obligación no es solo competir, sino lograr la hazaña de la fecha.
