Divino Maestro y el recuerdo del último rugido campeón



Años antes de que la Liga Nacional Superior de Vóley tuviera el protagonismo mediático de hoy, el club Divino Maestro ya sabía lo que era dominar en la élite. Fundado en 1965 y con un palmarés que incluye 11 títulos en la era Disunvol, el cuadro de Jesús María fue una institución formadora, competitiva y ganadora. Su último gran logro, sin embargo, ocurrió en la campaña 2010/11, una temporada que lo devolvió a lo más alto, pero también significó el inicio de su despedida.

Aquel campeonato fue atípico y especial. El sistema dividía el torneo en Apertura y Clausura, donde los mejores ocho equipos de cada fase disputaban duelos de eliminación directa. Los ganadores avanzaban a una liguilla que clasificaba a un cuadrangular final, donde se definía al campeón nacional. Divino Maestro no solo compitió: arrasó. Se llevó ambos torneos y llegó al cuadrangular final con autoridad.

En ese último tramo, las ‘divinas’ enfrentaron a Universidad César Vallejo, Deportivo Alianza y Deportivo Géminis. Con 13 puntos, tres más que su más cercano perseguidor, se consagraron campeonas nacionales. Fue una campaña impecable en la que ningún detalle quedó al azar. En la banca, el entrenador Martín Escudero lideró un cuerpo técnico que supo adaptarse a los retos de la temporada, incluyendo la constante ausencia de sus principales figuras, convocadas a la selección nacional.

El plantel estaba conformado por jugadoras de alto nivel como Karla Ortíz, Clarivett Yllescas, Angelica Aquino, Zoila La Rosa, Miryec Muñoz y Paola García. Varios nombres que más adelante serían claves también en el proceso de la blanquirroja. Aunque enfrentaron la desventaja de no contar con refuerzos extranjeras —algo que ya empezaba a notarse en otros clubes—, lograron sostener un nivel competitivo con talento netamente nacional.

Una de las apuestas tácticas más recordadas fue el uso ocasional de dos armadoras en cancha, un sistema innovador que respondía a las características complementarias de Zoila La Rosa y Miryec Muñoz. La primera, más técnica y precisa; la segunda, con mayor presencia en el bloqueo. Esa variación estratégica, sumada a la complicidad que existía entre jugadoras que se conocían desde las categorías base, les permitió adaptarse rápidamente al plan de juego.

En retrospectiva, esa temporada fue también un punto de inflexión. Tras el título, el equipo se desarmó. Escudero se integró al comando técnico de la selección nacional, algunos miembros del cuerpo técnico partieron a otros clubes y muchas jugadoras tomaron caminos distintos. El club, sin un proyecto institucional sólido que lo sostuviera, fue perdiendo terreno hasta desaparecer del circuito profesional.

Divino Maestro dejó una huella imborrable en el vóley peruano. No solo por sus títulos, sino por el modelo de trabajo basado en cantera, disciplina y competencia. Su última corona en 2011 es más que una estadística: es el eco de una generación que supo competir con corazón y talento en un contexto cada vez más exigente. Hoy, cuando otros nombres dominan la escena, vale la pena mirar atrás y recordar que hubo una vez un equipo que lo ganó todo sin prometer nada.

Divino Maestro y el recuerdo del último rugido campeón Divino Maestro y el recuerdo del último rugido campeón Reviewed by Webmaster - Talking on 28 mayo Rating: 5

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