La ciudad de Chiclayo vive un momento histórico: Robert Francis Prevost, exobispo de la diócesis, ha sido elegido como el nuevo líder de la Iglesia Católica bajo el nombre de León XIV. La noticia, confirmada este jueves tras la aparición del humo blanco en el Vaticano, ha generado un fuerte impacto emocional en la comunidad que lo vio caminar, servir y predicar durante varios años.
Desde los pasillos del comedor parroquial San José hasta las aulas del seminario local, Prevost dejó una huella profunda en Chiclayo. Conocido por su cercanía, humildad y espíritu de servicio, su elección ha sido recibida en la ciudad con orgullo y esperanza. “Un saludo... a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú”, fueron sus primeras palabras en español desde el balcón de San Pedro, provocando lágrimas y aplausos entre muchos fieles que lo recuerdan con cariño.
Prevost llegó al Perú en los años 80 como misionero agustino. Su paso por la región norte del país marcó no solo su vocación, sino también su identidad: en 2015 obtuvo la nacionalidad peruana y se convirtió en obispo de Chiclayo. Durante su gestión pastoral, impulsó reformas, apoyó a los sectores más vulnerables y defendió el valor de la familia y la comunidad en distintos espacios, incluso fuera de la iglesia. En 2022, participó en el libro “¡Viva Lambayeque!” donde reflexionó sobre el liderazgo ético y el emprendimiento en la región.
Aunque su figura no estuvo exenta de controversias, como las acusaciones desmentidas en 2022 sobre su actuación ante denuncias de abusos, su perfil de liderazgo prudente y moderado terminó por consolidarlo como una opción de consenso dentro del cónclave. Chiclayo, mientras tanto, no olvida su legado: la imagen de Prevost sirviendo seco de cabrito en un plato descartable se ha vuelto viral, reflejando el rostro de un papa cercano y humano.
Hoy, Chiclayo no solo celebra la elección de un papa. Celebra que alguien que conoció de cerca sus barrios, sus problemas y su gente, ha llegado a la cátedra de San Pedro. Y lo hace con una sola palabra en común: gratitud.
